Cómo la actuación de Tommy Lee Jones en 'Fugitive' ancló una de las mejores carreras de los Oscar de todos los tiempos

En el vasto tapiz de la historia de los Oscar, años específicos definen instantes de talentos que convergen para producir una constelación de actuaciones extraordinarias. 1993 fue una de esas épocas en las que la alineación de mejores actores de reparto en la 66ª ceremonia de los Premios de la Academia mostró un conjunto de profundidad incomparable. La lista incluía a Leonardo DiCaprio por "A quién ama Gilbert Grape", Ralph Fiennes por "La lista de Schindler", John Malkovich por "En la línea de fuego", Pete Postlethwaite por "En el nombre del padre" y el vencedor final, Tommy Lee. Jones por "El fugitivo".

Al recordar el 30 aniversario del tenso thriller de Warner Bros, “The Fugitive”, del director Andrew Davis, Variety reflexiona sobre cómo la victoria de Jones ancló una de las mejores selecciones de Oscar de todos los tiempos.

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Cada actor nominado se encontró en posiciones profesionales únicas y creó personajes inolvidables que han dejado marcas imborrables en el cine. Cualquiera de ellos podría haber ganado la categoría y se alzaría como uno de los principales ganadores en la historia de la categoría.

En 1993, el joven DiCaprio, que entonces tenía 19 años, venía de su etapa de 23 episodios como el adolescente sin hogar Luke Brower en la serie de televisión "Growing Pains" y de su primer papel biográfico en "This Boy's Life" como un joven Tobias Wolff, quien su padrastro abusos en los años cincuenta.

En el drama sobre la mayoría de edad de Lasse Hallström, interpretó a Arnie Grape, un adolescente con discapacidad intelectual, demostrando la promesa de la estrella de convertirse en uno de los mejores actores de su generación. Frente a Johnny Depp, Juliette Lewis y Darlene Cates, rechazada por el Oscar, aporta autenticidad a un papel que podría haber terminado una carrera en las manos equivocadas. Pero sus ojos brillantes y su pura inocencia capturaron los corazones de muchos, incluido el icónico crítico de cine Roger Ebert, quien dijo: "DiCaprio merecía ganar el Premio de la Academia". Ocupa el puesto número 8 en la lista de nominados a actor de reparto más jóvenes de la historia.

También es fascinante ver cómo su actuación ha resistido la prueba del tiempo, especialmente para un actor que no pertenece a la comunidad de discapacitados. Si nos fijamos en alguien como Sean Penn de “I Am Sam” (2001), un giro nominado al Oscar que hoy es duramente criticado. DiCaprio ha logrado mantenerse por encima de ese ridículo, al menos a gran escala.

Pasarían algunos años más antes de que el actor nacido en Los Ángeles fuera declarado un imán de taquilla (“Grape” fue una “bomba”), lo que lo llevaría a un pequeño gigante llamado “Titanic” (1997).

No obstante, con la ayuda de las palabras de Peter Hedges, autor de "¿A quién ama Gilbert Grape?", quien adaptó su novela, esta película sigue siendo una de las primeras obras sorprendentes de uno de nuestros artistas más venerados.

El drama profundamente personal sobre el Holocausto del director Steven Spielberg fue uno de los ganadores del Oscar más seguros de la historia. Entre sus 12 nominaciones se encontraba un relativamente desconocido Ralph Fiennes como Amon Göth, un comandante nazi austríaco y una manifestación física de pura maldad. En lo que sería el primero de muchos excelentes papeles de villano para Fiennes, como Voldemort en las películas de “Harry Potter”, su mirada fría puede mostrar el vacío de empatía dentro de la figura de la vida real.

El trabajo de Fiennes es uno de los ejemplos que doy a menudo de papeles que son "demasiado malvados" para ganar un Oscar (por ejemplo, Michael Fassbender en "12 años de esclavitud"). Podría haber sido imposible para los votantes marcar su nombre, casi sintiendo que estarían recompensando al propio Amon. No obstante, su inquietante retrato ocupa cómodamente un lugar en mi lista personal de las mejores actuaciones de todos los tiempos. Una malevolencia expertamente escalofriante que no se basa únicamente en imágenes monstruosas. En cambio, Fiennes se rinde de una manera que muy pocos actores están dispuestos a hacer para lograr sus transformaciones.

También es una de las tres ganadoras a mejor película que ha protagonizado Fiennes, seguida de “El paciente inglés” (1996) y “En tierra hostil” (2009). “Schindler” sigue siendo el más importante.

En el thriller político "En la línea de fuego", Booth de John Malkovich (también conocido como James Carney, también conocido como Mitch Leary) es un hombre con muchos talentos: un MacGyver moderno que puede construir un arma de plástico, un automaquillaje excepcional y estilista, y una fantástica conversadora telefónica. Su único defecto es que quiere asesinar al presidente de los Estados Unidos.

Considerada una de las definiciones por excelencia de un verdadero actor, Malkovich aporta un comportamiento alarmante que se desliza a lo largo del tenso thriller que te mantiene al borde de tu asiento. Su sorprendente química con Clint Eastwood infunde la amenaza astuta y contenida que burbujea dentro del ex agente de la CIA. Acompañado calurosamente por otras dos nominaciones al Oscar por guión original (Jeff Maguire) y montaje (Anne V. Coates), es difícil creer que Malkovich sólo haya sido nominado dos veces; la otra fue por “Lugares del corazón” (1984). y no ha sido invitado a volver a la ceremonia (a partir de 2023).

No tengas miedo de cambiar eso, Academia.

En un artículo de The Guardian del año 2000, Spielberg llamó a Postlethwaite “el mejor actor del mundo”. Es difícil discutir cuando miras su ardiente descripción de Giuseppe Conlon, un irlandés acusado falsamente que es encarcelado injustamente en la profundamente conmovedora “En el nombre del padre” de Jim Sheridan, que fue nominada a siete estatuillas.

Junto a otros dos venerados actores, Daniel Day-Lewis y Emma Thompson, Giuseppe cobra vida sin basarse únicamente en el histrionismo o el melodrama, sino que se centra en un enfoque comedido que permite que momentos tranquilos de tristeza evoquen los matices sutiles que le valieron el Oscar. Asiente sin una sola mención de ningún otro precursor o grupo de premios.

Un dato curioso es que eventualmente compartiría pantalla con dos de sus compañeros nominados en dos proyectos cada uno: con DiCaprio en “Romeo + Juliet” (1996) de Luhrmann y “Inception” (2010) de Christopher Nolan, seguido por Fiennes en “The Constant”. Gardener” (2005) y “Furia de titanes” (2010).

Lamentablemente, es el único nominado de la categoría (a partir de 2023) que ya no está entre nosotros, y 12 años sin la presencia del actor de carácter inglés han hecho que el cine sienta su ausencia. Su legado sigue vivo.

El ladrón de escenas no es un rasgo lo suficientemente bueno para describir con precisión lo que es Tommy Lee Jones en el inquebrantable y emocionante viaje de Andrew Davis.

Junto a Harrison Ford, un más que digno candidato a mejor actor que lamentablemente fue pasado por alto, Jones interpreta al mariscal estadounidense Samuel Gerard, que persigue a Richard Kimble (Ford) tras un accidente de autobús. Su presencia magnética y su agudo ingenio son elementos vitales con memorables comentarios de una sola línea.

Hace que las órdenes de marcha a sus oficiales en el lugar del accidente parezcan casi rítmicas: “una búsqueda exhaustiva de cada gasolinera, residencia, almacén, granja, gallinero, letrina y caseta para perros en esa zona”.

Y por supuesto, en la persecución llena de acción a través de los túneles de alcantarillado donde Kimble le dice a Gerard que no mató a su esposa, la cara insulsa de Jones y la respuesta burlona de "No me importa" generaron risas en mi sala de cine, un recuerdo central incrustado en mi mente de 9 años en ese momento.

En la ceremonia de 1997, “El fugitivo” fue nominada a siete premios Oscar después de ser una sensación de taquilla: mejor película (Arnold Kopelson), fotografía (Michael Chapman), montaje (Dennis Virkler, David Finfer, Dean Goodhill, Don Brochu, Richard Nord y Dov Hoenig), sonido (Donald O. Mitchell, Michael Herbick, Frank A. Montaño y Scott D. Smith), edición de efectos de sonido (John Leveque y Bruce Stambler), música original (James Newton Howard) y actor secundario, el única victoria para la película.

Con el sentimiento añadido de que la Academia le “debía” a Jones después de que éste perdiera el Oscar dos años antes por “JFK” (1991) frente a Jack Palance por “City Slickers”, los votantes claramente aman a Jones, con dos nominaciones más a continuación: “En el valle de Elah” (2007) y “Lincoln” (2012).

A medida que pasa el tiempo, el impacto de estos actos sólo se hace más fuerte. Su resonancia radica en su brillantez cinematográfica y la inspiración que brindan a los aspirantes a actores. La generación del Oscar del 94 nos recuerda que la actuación es una forma de arte que tiene el poder de cambiar vidas y trascender generaciones. El legado sigue perdurando, 30 años después, en la gran pantalla.

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